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domingo, 20 de noviembre de 2011

Adiós.

Siempre es difícil decir adiós, sobre todo si es a algo que ha estado contigo los últimos 9 años, día tras día compartiendo muchos de los recuerdos que siempre guardaré de este tiempo. En estos 9 años han cambiado multitud de cosas. En el 2002 cuando mis padres me compraron mi coche, yo era un chaval de 18 años recién cumplidos que empezaba a estudiar físicas en la universidad de Salamanca, y vivía en un país donde gobernaba Aznar, en el comienzo del boom inmobiliario y que estaba a la cabeza de Europa en cuanto a crecimiento económico. Hoy en el 2011, cuando mi coche ya ha dado todo lo que tenía que dar y muy a mi pesar no hay más remedio que jubilarlo, yo tengo 27 años, licenciado en biología y trabajo haciendo un doctorado en mejora vegetal en un pueblo de la Axarquía (Málaga), mientras este país vive una de las mayores crisis económicas de su historia y el mal llamado milagro español se ha derrumbado bajo los pies del  presidente Zapatero. En estos 9 años miles de cosas han cambiado, mi vida se derrumbó y se volvió levantar, y mi coche siempre estaba ahí.

Como en cualquier relación, con mi coche ha habido momentos buenos y malos, aunque la verdad que los momentos buenos han sido mucho más numerosos que los malos, por supuesto jeje Lo que voy a hacer es un pequeño resumen de estos grandes momentos que he vivido con mi coche y con quien los he vivido.
  • Seguro que siempre que Pili escucha la canción “Me acuerdo de aquella tarde” de Pereza se acuerda de los paseos en mi coche con la música a todo volumen.
  • Con Sergio no hay duda a la hora de escoger,  nuestra aventura en la Escala con los mossos de escuadra cortando el tráfico en una carretera para que pudiéramos cruzarla con el coche.
  • Las risas que se echó el cabronazo de Alvar al poco de tener el coche y yo intentando aparcar a lo Austin Power en el campus Unamuno.
  • Con Elene multitud de viajes y cosas vividas, pero una de las mejores cuando pasamos por Linares para ir a Bejar, porque me quería tomar una caña en el bar de un colega del insti, y de fondo la música de La Fuga sonando.
  • En León de casa rural, en un pueblo de unos 100 habitantes dando vueltas alrededor de una fuente en medio del pueblo con el coche de Álvaro detrás y un paisano mirándonos en plan estos de ciudad están locos. En ese mismo viaje a la vuelta conducir con Albertito, Pili y Dani, creo, usando tres portátiles a la vez en la parte de atrás del coche.
  • La famosa frase de Charlie de me dejas en casa ¿no?, que te pilla de camino, y el cabrón vivía en la dirección contraria que yo.
  • Con mis amigos de la facultad volver de los carnavales de Ciudad Rodrigo sin haber casi dormido en todo el fin de semana, y hacerlo en medio de una nevada, y tardar en hacer 200 km siete horas volviendo del ExtreMusika, que cansino es el Rubén.
  • La “Paliza” que le dio Alvar a Arturito Baile en la parte de atrás de mi coche, solo por ser Judío jeje, suena regular pero es una historia más larga.
  • El viaje a Ribadesella, donde el Quero estuvo desde Pucela hasta Asturias gritándole a todo el mundo que nos cruzábamos que nos íbamos de vacaciones.
  • Con los chicos del Rugby Axarquía, cuando aparque en la puerta de una discoteca y los porteros se quedaron pilladísimos, porque la rueda del coche iba rozando con el quita barros y se bajaron cuatro tíos de más de 100 kilos cada uno, a parte mía, de un 106 como el mío y todos en pantalón corto y chanclas para entrar en la disco.
  • Llegar a casa de mi hermana en Centellas, tras un montón de horas conduciendo, que casi se convirtió en algo que pasaba todos los veranos.
  • Cuando fui con mi padre al concesionario y nada más verlo en el catalogo sabía que quería ese coche, y conseguí convencerle de que tenía que ser ese jeje.
  • La vuelta a casa desde el Etnosur de este año con Elba en el que dije la afortunadísima frase “No si en Vélez tu parece que estas muy buena, pero luego te vienes a tu pueblo todo lleno de hippiosas en Bikini y te quedas en nada”, jeje que grande soy.
  • Un capítulo aparte merecería todo lo que hice con el coche el año de Séneca en Tenerife.
  • Conducir con mi madre sentada en el asiento de al lado sin para de decir cuidado y vas muy rápido, supongo que como todas las madres.



Hay muchísimos más buenos recuerdos, pero esta entrada se haría eterna. Sólo me queda despedirme de mi coche, para mí siempre será el coche más bonito del mundo aunque toda la gente se metiera con él, parecía más viejito porque no lo limpiaba jeje, porque me gustaba más así era más genuino jeje. En este tiempo conducido otro montón de coches pero sin lugar a duda el que más me gusta conducir es el mío, en mi vida tendré otros coches pero estoy seguro que este será el que con más cariño recuerde. Adiós amigo. 

5 comentarios:

  1. 1.- No soy un cansino.
    2.- Me indigno!! No hashablado de nuestro viaje a Girona
    HE DICHO!

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  2. Ruben, ya he dicho que no se podía poner todo. Jeje

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  3. Bueno, te acompaño en el sentimiento Jota, duele sí, yo tb echaré de menos a mi twingo verde, pero cuando tengas otro nuevo en tus manos ya será menos..un clavo saca a otro clavo!! tú tranqui

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  4. nadie es profeta en su tierra, lamadrequeteparió! jajajajaja vaya telita que tienes!

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  5. Aunque sea tarde, doy fe de mis vivencias en aquel coche y de la cara de los porteros al llegar a la puerta de la Sala G., primero por el ruido, segundo por el saludo de nuestro querido Francis y tercero al vernos salir a los 5 del coche.

    La frase con la que nos dieron la bienvenida también fue mítica: "anda y poneros al fondo que no se os vea mucho".

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